El sentimiento interior de lo que percibo en mis acompañamientos desde que empecé como voluntario en Sortarazi (septiembre 2014) ha cambiado radicalmen te para mí el significado de “prójimo”, por mi aprendizaje en este caminar con quien necesita un apoyo que, muchas veces, no tiene ni un techo donde cobijarse.

Bendito fue el “atrevimiento” de este volun tariado, ya que empecé sin saber bien cuál sería mi labor, aunque sí se me dijo que en el Servicio Itzala necesitaban una persona para acompañamiento.

Intento acompañar a la persona que el Servicio me encomienda, para cuyo fin presto mi palabra al/la que, muchas veces, no la puede expresar, asesorándole en la legalidad a defender sus derechos bajo la dirección del equipo educativo del Servicio- y en el papeleo y, sobre todo, a que sienta cercanía, ayuda y comprensión.

En Sortarazi he crecido interiormente y las personas acompañadas me han hecho descubrir realidades y situaciones e, incluso, recti ficar criterios que, antes, eran impensables o contrarios a mis sentimientos.

Cuando en el acompañamiento del día el/a usuario/a consigue el objetivo que ha señalado el Servicio siento una satisfacción interior que solo algunos hechos pueden superar, y cuando no se logra pues una lógica tristeza, pero con la esperanza de conseguirlo en el futuro.

He descubierto en Itzala distintos trabajado- res, personas muy preparadas para esa difícil labor, con carácter y alegría, que transmiten unos valores y cariño envidiables, que educan y ayudan a las personas usuarias continua- mente y de los que yo también aprendo y me enriquezco.

Por último, percibo que la labor que se realiza en Itzala, la sociedad no la podrá pagar, ya que no se puede cuantificar la magnitud de la obra humana que en este el Servicio se realiza.

Jose
Voluntario de Itzalaberri